jueves, diciembre 28, 2006

BASES Y PRINCIPIOS

Desde los primeros esbozos de "inteligencia", el hombre ha deseado tener seguridad. Esto lo ha alcanzado apoyándose entre los suyos, creando "grupos". Lo cuál le ha llevado pensar en ciertas reglas, principios o bases que le guíen y orienten. Ayer, como hoy, vamos formando estas bases y principios que nos guíen en cada uno de nuestros actos. Sin embargo, el espectro para el que estos principios
tienen cabida es bastante amplio y eso complica la forma en la que podemos, o nos permitimos, actuar. Entra aquí, el gran problema de la "ética", un gran debate entre lo qué podemos y lo qué debemos hacer!

Debemos tener muy en cuenta a dónde queremos dirigirnos para así saber cuáles son nuestras bases y principios.

Existe la teoría filosófica que nos puede ser nuestra REFERENCIA de la vida: "LOS MÍNIMOS ÉTICOS", donde se deben garantizar el derecho a la vida, a la igualdad, al respeto, etc. Con este principio podemos garantizar la vida, la salud, la alimentación y la educación, los elementos necesarios para vivir con dignidad y respeto. Podemos comenzar a partir de ahí, pero sobre los "máximos éticos" poco vamos a acordar. Son incluso estos máximos los que nos hacen caminar hacia nuestras utopías, son los que nos dan SENTIDO a nuestra vida y el mayor de nuestros máximos es nuestra felicidad, pero...

Cuáles serán esos máximos que deseamos (cómo se llega a ser feliz)?

Aristóteles han propuesto estos máximos llamándole "felicidad", a lo que han dicho que sólo el hombre sabio es aquel que puede alcanzar la felicidad. Con esto podemos decir que para ser felices es necesario llegar a altos grados de comprensión, reflexión y entendimiento.

No sólo los grandes filósofos griegos llegaron a esta conclusión, sino que también lo hizo Siddhartha Guatama (Buda), él siendo un príncipe que lo tenía todo terminó comprendiendo que la felicidad no está en lo material, no se encuentra en todo aquello que pensamos que nos puede hacer felices, como el dinero o el poder. Comprendió que tener aprehensión por las cosas nos hace infelices. Por ejemplo, tener algún objeto que nos haya regalado algún ser querido hace que parte de nuestra felicidad se encuentre encerrada en ese objeto y lo podemos ver en cuanto se nos extravía, en ese momento somos completamente infelices.

Algo muy parecido también demostró Jesús de Nazaret, en una de sus tantas parábolas que predicaba. En la ocasión en que un hombre le preguntó qué le faltaba para llegar al reino de los cielos porque él hacia todo lo que marcaban las leyes de Dios; el hombre era rico, así que a esto le respondió Jesús que lo que necesitaba era desprenderse de las cosas materiales que tenía y seguirle... Pensar en desprenderse de sus "riquezas" lo hizo sentirse infeliz, prefirió seguir atado a ellas y olvidarse de la verdadera felicidad.
Un personaje semejante tuvo ante sí la misma opción y eligió dejarlo todo para servir a sus hermanos, el fue Francisco de Asís; un ejemplo a seguir de devoción y servicio para los demás, antes que para él.

Hay investigaciones recientes sobre las RBM (resonancias magnéticas cerebrales), donde se puede comprobar el camino de la felicidad. El experimento consistía en tomar tres grupos de personas y hacerle el análisis RBM, los dos primeros grupos eran dos tipos diferentes de comportamientos, los "OPTIMISTAS" y los "PESIMISTAS". Los resultados fueron claros, un cada grupo reflejaba una mayor actividad cerebral de uno u otro lado de su cerebro, los pesimistas en el lóbulo prefrontal derecho y los optimistas del lado izquierdo. El tercer grupo de personas fue de BUDISTAS, que según se pensaba, debían ser de las personas más felices, y de ser cierto deberían tener mayor actividad cerebral del lado del lóbulo prefrontal en que lo habían mostrado tener las personas optimistas. El resultado fue asombroso, pues los budistas no sólo demostraron tener actividad cerebral prefrontal de lado izquierdo (optimista) sino que además mostraron que las actividades cerebrales se iban mucho más hacia la izquierda que los optimistas; es decir que los budistas resultaron ser mucho más felices que las personas optimistas. Platón no se hubiera sorprendido de estos resultados, dado que él, su maestro (Sócrates) y su discípulo (Aristóteles) creían que la manera de alcanzar la felicidad era a través del conocimiento, que ni el dinero, ni la posición, ni los bienes nos permiten ser felices porque éstos, a diferencia del conocimiento, sólo son medios y nunca pueden ser fines porque tienden a ser incompletos; mientras que la sabiduría tiende a ser completa.

Entonces, la sabiduría tendrá que definirse para que la felicidad -nuestro fin- pueda entenderse y sepamos bajo qué bases y con qué principios debemos andar. Por ahora, sólo diré que sabiduría no significa: "sabiondo" y, a pesar de tener relación con la inteligencia, no es lo mismo. Sabiduría implica, más que contenidos, porque también abarca actos. De nada me sirve conocer si ese conocimiento no me sirve para actuar, pero también debe servirme para saber cuando no debo actuar y lo más importante cómo debo y no debo actuar. Quizá lo podemos reflejar esto con la sabiduría del águila que interactúa lo necesario con el aire para no afectar mucho su curso y sólo actúa -captura- en el momento justo y con la precisión exacta.

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